Conociendo el regulador, tanque

Es probablemente el componente más importante del equipo de un buceador. Hace posible la respiración mediante el suministro del aire o mezcla de gases contenido en el tanque, a la misma presión a la que está sometido el buzo en ese momento.

A fin de disponer de una mayor cantidad de aire respirable, los tanques están fabricados para soportar altas presiones.

Esto hace posible incrementar su capacidad de carga, normalmente entre 200 y 300 atmósferas, no obstante, de no ser por el regulador, no sería posible disponer del mismo a la presión adecuada.

Inicialmente se usaban reguladores bitráquea, fácilmente reconocibles por su aspecto exterior, con sus dos gruesas mangueras coarrugadas o con semipliegues, que unen el primer y segundo cuerpo.

En esta nota nos referiremos al difundido regulador monotráquea, que ha sustituido al anterior y esta compuesto por dos etapas unidas entre sí por una manguera o tubo flexible.

La primera etapa o cámara de alta presión, es un elemento metálico que se sujeta al tanque mediante un estribo y tornillo de presión, ajustable a mano por la terminación estriada de su gruesa cabeza.

Esta etapa debe reducir la alta presión del aire que sale del tanque a una presión intermedia. Puede hacer esto valiéndose de un sistema a membrana o de uno a pistón, los que a su vez pueden ser compensados o no.

Entre las diferencias de ambos sistemas podemos mencionar que los de membrana requieren mantenimiento y ajustes con mayor frecuencia, como así también que fácilmente permiten variaciones de "sobre" o "sub" presión en la cámara, lo cual puede ser útil según sea el tipo de buceo a realizar.

Salvo los modelos de gama baja, la mayoría de los reguladores utilizan sistemas compensados. Estos proveen aire de forma más suave y con menos esfuerzo, proporcionando un caudal independiente de la presión ambiente.

La primera etapa dispone de varias salidas de baja presión, identificadas por sus iniciales en inglés LP (low pressure) y por lo menos de una salida de alta presión, identificada como HP (high pressure).

Las salidas de baja presión se usan para conectar el regulador principal, el regulador auxiliar y el chaleco compensador. La salida de alta presión se usa para conectar el manómetro que señala el estado de la carga del tanque.

Normalmente se llama a esta parte del equipo "octopus", denominación de pulpo en inglés, por el aspecto que presentan las mangueras salientes que conectan esta etapa con los dispositivos señalados.

La segunda etapa o cámara de baja presión, es la responsable de disminuir la presión al nivel correspondiente a la profundidad en que estamos. Esta integrada por elementos plásticos y metálicos e incluye además de un botón de purga, orificios para permitir que salga el aire que exhalamos y naturalmente la boquilla a través de la cuál respiramos. Algunos modelos permiten ajuste del caudal.

Dado lo vital que resulta el funcionamiento del regulador, el mismo deberá tratarse con especial cuidado, teniendo la precaución de limpiarlo adecuadamente con agua dulce después de cada uso.

Asimismo es importante someterlo a una revisión técnica al menor síntoma de problemas o en forma periódica, en tal sentido sería recomendable no superar las cincuenta inmersiones o los tres años para hacerle un service profesional.

El tanque o botella es el recipiente cilíndrico de acero o aluminio usado para almacenar el aire comprimido que respiramos al hacer una inmersión.

Además de aire comprimido, el tanque puede llenarse con otras mezclas gaseosas, según el uso o tipo de buceo que vaya a realizarse.

La presión de llenado del tanque puede alcanzar hasta 300 atmósferas, no obstante es común hacerlo a 200 At (200 kg/cm2). Teniendo en cuenta que la capacidad de la botella varia entre 10 y 18 litros, vemos que la misma podrá contener entre 2000 y 3600 litros de aire a 200 At.

El consumo de oxígeno aumenta cuando buceamos, como consecuencia de un incremento de la presión (mayor profundidad), disminución de la temperatura, tipo de actividad desarrollada y grado de excitación.

La capacidad de los tanques suele ser un factor limitativo en muchas inmersiones y su autonomía varía dramáticamente según los factores vistos.

Asumiendo un consumo promedio (expresado en litros por minuto) de: 20 en superficie, 40 a 10 m de profundidad, 60 a 20 m de profundidad y 80 a 30 m de profundidad, vemos como cambia la disponibilidad de aire con que podemos contar.

A fin de no quedarse sin aire de manera repentina, en un principio se usaban tanques con reserva, actualmente y gracias a la evolución técnica, el contenido de aire en los tanques se controla con el uso de manómetros.

Las botellas están equipadas con un robinete o grifería especial enroscada al cuello. El robinete tiene en su cara anterior un asiento circular provisto de una junta tórica y un orificio de salida del aire donde se acopla el regulador, su cara posterior presenta una depresión cóncava en la que se asienta el ajuste del regulador.

Es recomendable hacer un control visual del interior del tanque una vez al año. Por otra parte y con menor periodicidad, en varios países se exige cada tres años, es necesario realizar una revisión exhaustiva de las botellas.

Esta inspección se realiza en centros habilitados y por personal capacitado e incluye una prueba hidráulica en la que se somete a los tanques a una presión mayor a la de trabajo. Asimismo se verifica la dilatación del tanque y la variación en el grosor de las paredes.

En caso de pasar los controles, se registran en el cuello del tanque la fecha y los resultados de esta prueba, caso contrario se inhabilitan los tanques que no superan la prueba.

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