Enfermedad Descompresiva 


Si el buzo asciende demasiado rápido, el nitrógeno sale de solución y forma burbujas de gas en la sangre y tejidos que pueden causar bloqueos circulatorios y producir síntomas de enfermedad descompresiva.


Con un tanque de bebida gaseosa con tapón de rosca, se puede hacer una demostración práctica del fenómeno de formación de burbujas. Con el tapón puesto, el líquido se mantiene claro. No hay ningún indicio de que el líquido contenga gas, porque éste está disuelto a presión. Cuando desenroscamos el tapón, inmediatamente se forman burbujas en el líquido, a causa de la disminución de la presión. Otro problema asociado al aumento de la presión parcial del nitrógeno al que el buceador está expuesto cuando respira bajo el agua, es la posibilidad de que se produzca una enfermedad descompresiva.

La explicación más simple de la causa de la enfermedad descompresiva es que, cuando un buzo asciende demasiado rápido tras respirar durante cierto tiempo aire comprimido bajo el agua, se forman burbujas de nitrógeno en su organismo. Otro problema asociado al aumento de la presión parcial del nitrógeno al que el buceador está expuesto cuando respira bajo el agua, es la posibilidad de que se produzca una enfermedad descompresiva.
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Prevención de la Enfermedad Descompresiva

Cuando buceamos, los dos factores que deteminan la cantidad de nitrógeno que absorbemos son la profundidad y el tiempo.
• A mayor profundidad, más denso es el aire que respiramos, y se absorbe más nitrógeno.
• Cuanto más tiempo pasemos bajo el agua, más tiempo tiene el organismo para acumular nitrógeno.
• La absorción de nitrógeno por los tejidos requiere cierto tiempo, y no se produce a la misma velocidad en todo el organismo.
• Algunos tejidos absorben y ceden el nitrógeno con mucha celeridad, y otros son más lentos. 
Cuando regrese a superficie, no hace falta que el nivel de nitrógeno acumulado sea igual al que tenía antes de la inmersión, es decir, 11.76 psi (0.8 bar). Los tejidos pueden tolerar una cierta cantidad de sobresaturación, una concentración de nitrógeno superior a la que se absorbería a nivel del mar. Tras una inmersión, mientras está en superficie, continuará liberando nitrógeno hasta recuperar la presión parcial normal a nivel del mar. Si vuelve a bucear antes de recuperar este nivel normal, tendrá que tenerlo en cuenta para la siguiente inmersión y para las inmersiones restantes a lo largo del día. Esto lo entenderá mejor cuando aprenda a usar las tablas de buceo en el siguiente capítulo.

Prevención de la Enfermedad Descompresiva(Cont.)

El factor clave que hay que tener siempre presente para prevenir la enfermedad descompresiva es subir a superficie con la suficiente lentitud para permitir que el nitrógeno vaya siendo eliminado de la sangre y tejidos sin salir de solución. Durante este lento ascenso el organismo elimina de forma natural el nitrógeno adicional.
Como medida extra de seguridad, realize siempre una parada de seguridad de 3 á 5 minutos a 15 pies (4,5 metros), en cualquier inmersión a profundidad mayor de 30 pies (9 metros). La parada de seguridad nace del Seminario sobre Biomecánica de seguridad en Ascensos (1989), que fué patrocinado por la Academia Americana de Ciencias Subacuáticas. Otros países como Japón y Australia que proponen medidas similares, han basado sus recomendaciones en estudios propios.
 
La velocidad adecuada de ascenso debe ser de 9 metros por minuto.
 
Cuando el buzo desciende y aumenta la presión parcial del nitrógeno respirado en los pulmones, la sangre absorbe rápidamente este nitrógeno adicional, y lo transporta disuelto hasta los tejidos. Los tejidos absorben el nitrógeno y lo mantienen bajo presión.


Cuando el buzo asciende a menor profunidad, y la presión parcial del nitrógeno disminuye, el proceso se invierte. La sangre procedente de los pulmones tiene ahora menor presión de nitrógeno, permitiendo que los tejidos vuelvan a entregar nitrógeno al flujo sanguíneo, que lo transporta de nuevo a los pulmones, donde es exhalado.
Durante el proceso de liberación de nitrógeno de los tejidos, es importante que el buzo ascienda lo suficientemente despacio para permitir que el nitrógeno permanezca disuelto en los tejidos y la sangre mientras se elimina.

Dependiendo de dónde se formen los bloqueos producidos por las burbujas de nitrógeno, pueden producirse varios problemas. 
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Si las burbujas se alojan en los capilares que existen cerca de la superficie de la piel, pueden causar una erupción con picor.Si el pulmón resulta afectado, los síntomas son dificultad respiratoria, tos, y una sensación de quemazón en el pecho.
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Si el bloqueo se produce en una articulación o un músculo, se sentirá dolor en esa zona. Un bloqueo más grave en la médula espinal causará pérdida de sensibilidad en el tacto, hormigueo y/o parálisis. Pueden presentarse náuseas, cansancio extremo y debilidad.La peor forma de enfermedad descompresiva es la que implica al cerebro, que puede producir vértigo, parálisis, ceguera temporal, convulsiones, y pérdida del conocimiento.

Los síntomas suelen aparecer en el periodo comprendido entre los 15 minutos y las 12 horas después de llegar a superficie, aunque pueden aparecer antes. Es raro que se produzcan síntomas después de este periodo, pero puede suceder, especialmente si después de la inmersión se viaja en avión o se conduce un vehículo en altitud.










  • Gerardo Del Villar La enfermedad por descompresión, también conocida como bends en la literatura de habla inglesa, constituye una de las dolencias más graves que puede experimentar un buceador, deportivo o comercial. Afortunadamente, también es muy fácil de evitar, principalmente en el buceo deportivo.

    Esta enfermedad consiste en la formación de burbujas de nitrógeno en nuestro organismo, en grados variables, como resultado de ascensos demasiados rápidos o de inmersiones excesivamente prolongadas.

    El aire que respiramos está compuesto por un 20% de oxígeno y un 80% de nitrógeno, aproximadamente. Hay otros gases que, a los efectos de esta explicación, podemos obviar.

     El aire que respira un buzo deportivo, es el mismo aire que se mencionó anteriormente, pero comprimido dentro de un cilindro de aluminio o de acero. Sus proporciones son iguales.

    A medida que el buzo desciende, la presión que actúa sobre el mismo aumenta en proporción directa a los metros de agua que quedan por encima del buceador. Así, a 10 metros de profundidad, el buzo estará sometido a 2 atmósferas de presión: una de ellas es la presión atmosférica normal a nivel del mar y la otra es la que se suma cada 10 metros de agua aproximadamente. A 30 metros estará sometido a 4 atmósferas, a 40 metros, a 5 y así sucesivamente.

    A nivel del mar, a 1 atmósfera de presión, el nitrógeno que respiramos entra y sale de nuestros pulmones sin ingresar prácticamente a nuestros tejidos corporales. En cambio, a medida que la presión aumenta, ese nitrógeno comienza a introducirse en nuestros tejidos y permanece en los mismos hasta que la presión disminuye es decir, hasta que iniciamos el ascenso. En esas condiciones, empiezan a formarse burbujas microscópicas que terminan eliminándose por los pulmones. Si respetamos las normas de tiempo y profundidad, sobre las que hablaremos un poco más adelante, la liberación de esas burbujas es absolutamente asintomática e inocua. Les pasa a todos los buzos deportivos, en cada uno de sus buceos, y no tiene ninguna trascendencia.

    Si en cambio excedemos esos límites de tiempo y/o de profundidad, que ya explicaremos, aparecerá la enfermedad por descompresión. La misma puede tener distinta gravedad pero nunca es una enfermedad menor.

    Para explicar mejor cómo se produce esta enfermedad vale el ejemplo de una bebida gaseosa agitada enérgicamente que se abre en forma brusca. Todos hemos visto lo que ocurre con su contenido y cómo aparecen miles de burbujas. Lo que en realidad ha ocurrido es que, al destaparla bruscamente, disminuyó la presión dentro de la botella y permitió que los gases contenidos en el líquido se eliminen rápidamente. En el buceo podríamos comparar al líquido con nuestro cuerpo y a las burbujas de la bebida con las burbujas de nitrógeno presentes en nuestros tejidos.

    Conociendo su mecanismo de producción, es fácil deducir cómo evitarla. En la actualidad, gracias al estudio de muchos especialistas en medicina del buceo, se sabe que hay tiempos máximos y profundidades máximas, y que si nuestras inmersiones respetan esos tiempos y profundidades, la posibilidad de sufrir enfermedad por descompresión es casi inexistente. De esas experiencias, han surgido las actuales Tablas de Buceo que permiten calcular cuánto tiempo se puede permanecer a determinada profundidad con un margen razonable de seguridad.

    Conocer el manejo de dichas tablas es fundamental para los buzos deportivos, aún en esta época en que se usan mucho las computadoras u ordenadores especialmente diseñados para esa actividad. Estos útiles instrumentos, como muchos otros, no son infalibles y únicamente conociendo bien las Tablas de Buceo se puede saber si los valores que da una computadora son razonables o decididamente equivocados.

    Estos márgenes de tiempo y profundidad nos brindan referencias de máximos parámetros de inmersión. No obstante ello, no es aconsejable alcanzar siempre esos límites ya que hay factores tales como: frío, stress, estado físico inadecuado, ejercicio intenso y otros que pueden hacer que, aún permaneciendo dentro de esos límites, aparezca la enfermedad por descompresión. Sin embargo, en estos casos, no suele ser grave.

    En resumen: es imprescindible planificar previamente todos nuestros buceos y tratar de no llegar nunca a los límites de tiempo y profundidad que nos indiquen las Tablas de Buceo. También debe tenerse en cuenta la existencia de factores que predispongan a la aparición de enfermedad por descompresión ya que su presencia hace que los valores obtenidos en las Tablas de Buceo se reduzcan aún más. Observando estas simples precauciones, como se dijo al principio, es casi inexistente la posibilidad de sufrir esta enfermedad.

    Cómo detectarla precozmente, un factor fundamental para su tratamiento exitoso, lo veremos en otra nota
  • Diego Orlando Mrtnz Lpz un maestro me platico que le toco ver aplicar un tratamiento similar, le preguntare a mayor detalle cuando vuelva a la escuela para ver si puedo resolver tu duda y la mía ahora, pensaba que era un poco fantaseoso de su parte pero si dices que conociste un caso entonces debe ser un tratamiento muy poco usado pero efectivo por que su relato decia que el buzo sobrevivio también.

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